Es un monasterio de arquitectura atractiva donde estuvieron por años los monjes cartujos, quienes permanecieron allí hasta 1835. Los inicios de su edificación se remontan al siglo XIV. Su estilo principal es el barroco, finalizando su construcción en el siglo XIX.
Su origen
Los terrenos para su construcción los donó el Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba. De la obra original sólo se conserva una parte ya que el claustro y las celdas de los monjes fueron destruidas en 1842, más tarde se afectó también la casa prioral.
Vamos a darle un vistazo.
Su iglesia es de las infraestructuras que más destaca. De esta la sacristía que evoca por excelencia el barroco español, y el sagrario, una obra de Francisco Hurtado Izquierdo. No puedo obviar la colección de pinturas de Juan Sánchez Cotán. El monasterio posee una portada plateresca que data del siglo XVI, un refectorio gótico y arcos de medio punto con decoraciones del señor Juan Sánchez Cotán. Tiene también una Sala de San Pedro y San Pablo, la Sala Capitular con bóveda de crucerías y cuadros, y no quiero dejar de mencionar la capilla de Legos edificada por Alonso de Ledesma.
El monasterio te empieza a enamorar desde su entrada. Su puerta de entrada es una obra arquitectónica lo suficientemente acabada.
Para los visitantes
El precio de entrada a este lugar es 4,00 euros, pero los menores de 8 años tienen acceso gratis. Sus horarios cambian de acuerdo a la temporada del año. Los horarios de lunes a sábado de 10 a 13 horas y de 16 a 20 horas están habilitados desde el 1 de abril al 31 de octubre. Dentro de esa misma temporada los domingos de 10 a 12 horas y de 16 a 20 horas. Pero en la temporada siguiente, del 1 de noviembre al 31 de marzo hay un ligero cambio en la tanda de la tarde, abre media hora más temprano y cierra a las 18 horas.
Tienes mucho tiempo para venir. Cualquier día del año es ideal para que vengas a disfrutar de lo que este monasterio ofrece. Ahora sólo falta que tú decidas.