- Decidimos viajar.
- Elegimos un destino.
- Reservamos un lugar.
- Y empieza la cuenta regresiva.
Pero todo se define y comienza, cuando decidimos definitivamente con quien vamos a ir. Si. Una decisión final y relevante según en el lugar donde estemos ubicados en el mismo momento que decidimos…viajar. Tenemos una pareja, pero no sabemos quienes somos, hasta que llegan estos momentos donde menos replanteos necesitamos.
Y volvemos al punto inicial.
El lugar elegido es bellísimo, playa, deportes acuáticos, solarium, spa y teatro con los mejores espectáculos…vida nocturna!
Volvemos al inicio de lo que realmente nos lleva a este planteo de resolver el último detalle. Viajar. Conocer nuevas costumbres, sabores y recreaciones que nos asumen un nuevo desafío. Caminar y recorrer lugares extraños, cruzar calles sin reconocer a nadie, ser vistos por desconocidos y sentirnos placidamente alejados de lo cotidiano.
Un viaje que se merece el descubrimiento y la atención plena de nuestros sentidos. Ya llega el día y todavía no decidimos con quien lo vamos a recorrer. Eso ya no interesa. Lo previsible lo empaña, lo incierto lo embellece.
Ya no hay nada más que pensar. Solo soñar despiertos en esas playas de Europa que esperan ansiosas las pisadas de nuestros cuerpos y el desapego de nuestra conciencia.